viernes, 4 de noviembre de 2011

¡Qué nervios!

Se acerca el gran día, estamos a viernes y el lunes por fin me hago una ecografía 3D para ver a mi garbancito.
Y es que no es una ecografía normal, vamos a poder verle perfectamente, con suerte se moverá y hará gestos, y aunque sea todavía muy chiquitito, ya veremos como de formado está y le veremos por primera vez su carita que seguro que es preciosa.
Es un día muy especial, no es como el nacimiento, pero es la primera vez que le vamos a ver de una forma más clara y cercana. Nos dirán si va todo bien, y es posible que sepamos ya si es un niño o una niña, aunque mi intuición me dice que traigo otro niño, ya veremos si acierto o no.
Estoy muy emocionada con que llegue el día, puede parecer una tontería pero para mi es muy importante. Además este embarazo he querido disfrutarlo al máximo porque el primero no lo hice, y eso estoy haciendo, disfrutar estos meses que pasan tan rápido que luego ni te acuerdas, no tengo prisa, quiero que todo llegue a su debido momento y que vaya saliendo todo bien, disfrutar de sus patadas y sus movimientos, de cada prueba que superamos con éxito, de ver como mi tripa va creciendo día a día...
El embarazo es una etapa muy especial que tenemos que disfrutar, porque seguramente no vas a pasarlo más que una, dos o tres veces en tu vida, y estás creando a tu hijo, una personita que estará siempre a tu lado, que contará con tu apoyo y serás su guía durante sus primeros años, que te necesita y de la que no podrás separarte desde el primer momento en que veas su carita. Es un vínculo único, que te hace reír cuando él ríe y llorar cuando él llora, sentir que es parte de ti y que lo darías todo por él. Son nueve meses en los que está creciendo dentro de ti, en los que te escucha, siente lo que tu sientes, come de lo que tu comes, y no conoce otra cosa que no seas tu, por eso sabes que debes cuidarte y debes estar feliz y transmitirle buenas emociones, debes disfrutarlo, emocionarte cada vez que lo ves, que lo notas, que piensas en la ropita que le vas a poner o en como le vas a llamar, que le cantas canciones o que escuchas un muñeco infantil para dormir que sabes que luego escuchará, y mientras, te lo imaginas tumbado en su cuna durmiendo plácidamente mientras le miras. Creo que el amor de una madre comienza desde la primera vez que ve dos rallitas en un test de embarazo y crece al igual que crece su barriga. Es indescriptible, inexplicable... solo puedes sentirlo, y tiene su momento cúspide cuando después de nacer se lo ponen encima y se siente la persona más afortunada del mundo.

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