viernes, 18 de noviembre de 2011

Diferencias de unos años atrás...

Me he dado cuenta en el cambio de un embarazo a otro, y no me refiero a cambio físico,que también, ya que esta vez he tenido nauseas y mal estar que la otra vez no tuve, y he engordado antes y más. Me refiero al cambio de mentalidad.
Yo creo que en realidad cuando tienes un hijo joven no estás preparada para vivir esa experiencia, que una vez que nace el instinto materno te hace intentar ser la mejor madre del mundo y quererle por encima de todo, y que maduras más rápidamente y empiezas a pensar por tu hijo, a querer educarle de la mejor manera y a querer darle un buen futuro, pero no quiere decir que en realidad estuvieses preparada si no que es algo que viene de golpe y sin que te des cuenta.
Desde luego he intentado hacerlo lo mejor posible con mi hijo mayor, y creo que he conseguido hacer las cosas bien, a educarle con cariño y a enseñarle valores, sin despreocuparme nunca por nada, estando pendiente de su salud, de su aprendizaje y de su día a día. Mi cuerpo ya no me pide salir todos los días, sino que me pide estar con mi hijo y es lo que más ganas tengo. Prefiero gastarme el sueldo en que el tenga todo lo que necesita, y prefiero comprarle a él ropa buena y bonita que comprar para mí cualquier cosa.
Y a lo que iba con esta entrada, es a que durante el embarazo yo no era realmente consciente de este gran cambio, yo no me preocupaba por los posibles problemas que podría tener, por las pruebas que podían salir mal, por notar sus pataditas todos los días... Simplemente pasaba mi embarazo dando por hecho que iba a salir todo bien y que en unos meses iba a tener a mi bebé conmigo. Con mucha ilusión pero a la vez sin ser capaz de decir abiertamente "estoy embarazada", un poco por miedo a lo que la gente pudiese pensar, y un poco por miedo a no haber hecho lo que debía y a quizás no ser capaz de darle todo lo que pudiese necesitar y a obligar a mis padres a tener que mantener a alguien más en casa.
Esta vez lo estoy viviendo de una manera completamente diferente. No me preocupa lo que la gente piense, creo que soy perfectamente capaz de criar a mis hijos y que he luchado mucho por terminar mi carrera para darles un buen futuro más adelante y que ahora no les va a faltar de nada. Y vivo día a día mi embarazo. Puede sonar como una tontería, pero es que mi otro embarazo no lo viví como tal, simplemente pasaron los días y los meses, yo sabía que Alejandro vendría y hasta los últimos meses no tuve esa ilusión por verle, por prepararle sus cositas... Ahora estoy pendiente de cada movimiento que noto, cuento los días para la próxima ecografía, me preocupa que algo pueda ir mal, me ilusiono con solo imaginármela... En mi otro embarazo no era consciente si quiera de que algo pudiese ir mal, y hasta que no tenía ya una tripa considerable no me lo imaginaba, no me preocupaba sentirle todos los días porque en realidad no era para nada consciente de que no todo siempre sale bien.
No sé muy bien como explicarlo, pero siento que ahora de verdad soy consciente de la situación, de verdad estoy viviendo esta gran experiencia que con 18 años recién cumplidos no supe valorar como se merecía, aunque he de decir que desde el minuto 1 he querido a mi hijo por encima de todo y que me siento orgullosa de haberle criado y educado como lo he hecho, el embarazo también es una etapa importante para "hacerte a la idea" del gran cambio, con mi primer hijo por lo menos me sirvió para eso, no lo disfruté como debía, pero me hizo madurar y darme cuenta de que mi hijo es el mayor regalo del mundo.

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