sábado, 29 de marzo de 2014

Luna

Este iba a ser el relato de mi parto, del nacimiento de Luna, del día en el que volví a enamorarme por tercera vez de una personita tan pequeña pero tan grande para mi.
Es cierto que antes ya la quería, desde que supe que venía, pero ese momento mágico en el que la vi por primera vez volvió a demostrarme que el amor no se divide, se multiplica.
Como digo, este iba a ser un relato de parto pero tengo que empezar por el principio.
De repente una mañana decidí hacerme un test, solo había tenido una regla desde el nacimiento de Noa pero tanta distancia de una a otra se me hacía raro. Sentía que algo pasaba y tenía que comprobarlo.
Nada más hacerlo miré el resultado, parecía que estaba en blanco y lo dejé sobre el lavabo. Cual fue mi sorpresa al ir a salir del baño y ver una rallita roja. Fui corriendo a despertar a tu padre. Eran las 7 de la mañana, no sé ni porqué me desperté ese día a esa hora, la misma hora a la que le desperté unas 33 semanas después avisándole de que seguramente ese día vendrías al mundo.
A partir de ahí pasaron muchas cosas. Unas buenas, otras malas, otras regulares... pero ahí estabas tu, conmigo. Habías decidido venir a volver a cambiarme el mundo.
Me dije que este embarazo tenía que disfrutarlo muchísimo, que probablemente sería el último y no podía dejar que pasara sin más ni que otras cosas lo estropeasen.
Me dije también que iba a hacer todo lo posible por recibirte en casa, rodeada de tu familia, sin prisas, sin que nadie interviniese. Estaba en un plan en el que me decía a mi misma que si fuese por mi me metía en mi "cueva" y pariría sola, que me sentía totalmente conectada contigo y mi cuerpo me pedía nuestra intimidad y nuestro momento a solas.
No sabía que ese sentimiento era mutuo y que ibas a decidir llegar justo cuando no tenía a nadie para atendernos a mi alrededor.
Con estos propósitos fue pasando el embarazo. Hablé con Aythami, me dio confianza. Papá dijo que lo haríamos. Mis comadres, mi tribu, me apoyaron y ayudaron para conseguir financiarlo. Todo marchaba.
A pesar de tener a tus hermanos, todas las noches teníamos nuestro huequito para hablar y sentirnos. Yo te decía que ibas a ser mi tercera flor de primavera, y que todavía no estaba preparada para recibirte. Tu decidiste nacer el primer día de esa bonita estación, dos días después de decirte que ya me sentía totalmente preparada para tu llegada.
El día 20 Noa decidió que quería tomar teta y dormirse en la habitación de Alejandro. Por primera vez se quedó dormida allí. Yo no me lo podía creer y esperé en el salón por si se despertaba. Me acosté con una sensación triste, mi pequeña no dormía a mi lado esa noche.
Me desperté a las 6 de la mañana. Miré en la otra habitación y ahí estaban, los dos dormidos todavía. Fui al baño y vi que había echado líquido. El momento se acercaba pero nada hacía pensar que fuese inminente.
Volví a la cama, no me dormía así que miré el móvil un rato a ver si me entraba sueño. A las 6 y media me volví a levantar. Antes me había cambiado y había vuelto a echar líquido. Esto pintaba a algo más pero podía ir para largo.
De repente noté la primera contracción. Era suave pero lo era. La anoté 6:42. Llegó otra 6:52. Por si acaso coloqué una vela grande y tres pequeñas que tenía en un mueble del salón, erais vosotros tres a mi alrededor dándome fuerzas. Pensé en encenderlas cuando el parto fuese claro y poner a su lado el collar de parto que había preparado con todas las cuentas que me habían ido mandando/dando mis comadres y amigas para darme fuerza y acompañarme en el parto. Mientras las colocaba me dio otra contración, 6:56. Solo habían pasado 4 minutos ¿cómo podía ser? Se había despertado Alejandro. Yo estaba apoyada en el mueble pasando la contracción y él me dijo que si le preparaba unos chocapic. Le dije que ahora no podía y se quedó en el sillón como si nada.
Encendí el aparato en el que estaba la música que también había preparado para el parto, me encantaba la de Yiruna que me había recomendado Marta y que había acompañado también el parto de Gemma. Lo dejé encendido pero no lo llegué a poner pensando que aunque se desencadenaría el parto ese día, todavía quedaba mucho.
Otra contracción. 2 minutos. Otra. Habían pasado 5. Eran muy suaves pero lo eran. Son las 7:03. Víctor, despierta, creo que hoy es el día ¿puedes prepararle a Alejandro unos cereales?
Llamo a mi madre para avisarla de que desconectaría el fijo pero no me lo coje. Otra contracción suave. La escribo un whatsapp diciéndola que no llamen y que yo les avisaría si hay novedades.
Miro la casa. Tengo una silla de partos que me había dejado Sara preparada, una pelota para ayudarme en la dilatación que me había dejado Leticia, la piscina de partos y las toallas, un calentador
- Víctor pon la calefacción por si acaso
- Ya la he puesto
Tengo la ropita para el bebé, su primer pañal de tela, su collar de ambar, compresas normales y otras en el congelador mojadas en tomillo y cola de caballo, empapadores, el saco de semillas...
Tengo una contracción, voy a meterme en la ducha. Víctor saca la piscina, aunque le digo que es pronto llama a las matronas y a la fotógrafa. Las contracciones eran cada 4 minutos, 2, 6...fue lo que me desconcertó, no eran regulares.
El agua caliente me relaja muchísimo, te acaricio, te hablo...noto como desciendes de golpe. Me doy cuenta de que la siguiente contracción me cuesta encajarla y hago un sonido como un "aammm" suave que me ayuda y hace que baje de intensidad.
Otra contracción muy intensa, el cuerpo me pide salir, me dejo llevar.
Se despierta Noa, serían las 7:45 y me pide teta. Mama un poquito y se queda en la puerta del baño con Alejandro. El cuerpo me pide empujar, no lo pienso, hay algo que me hace empujar y me dejo llevar...vuelvo a empujar y noto tu cabeza.
Grito -Víctor ya viene, el bebé está aquí
Víctor viene corriendo, ve tu cabecita y se asusta. El cuerpo me pide volver a empujar y sales entera. Le dice a tus hermanos que vayan al salón y se van. Te cojo, eres una niña, no me sorprende, algo dentro me lo decía, siempre te soñaba siendo niña. Estás recubierta de vernix, te abrazo. Me habría quedado así eternamente. Papá sale y llama a las matronas, tus hermanos aprovechan para volver y tocarte. Alejandro dice que eres un niño supongo que confundido con el cordón y Noa dice bebé en su idioma "abe, abe".
Las matronas dicen que nos tapemos y me ponga cómoda. Que a poder ser me ponga en la cama y espere que están llegando para que puedan ver el alumbramiento de la placenta y que está todo bien.
Te llevo en brazos hasta la habitación, todavía unidas con el cordón. Me siento apoyada en la pared. Papá nos tapa con toallas y nos miramos, que bonita eres. Viene Noa, quiere teta y se la doy.
Llaman, es Bea que venía a hacernos unas emotivas fotos de parto y no ha podido. Ahora me da pena pero estos han sido tus planes y me has regalado una experiencia inolvidable. Aún así las fotos quedan preciosas.
Vuelven a llamar, son ellas. Necesitaba que llegasen.
Sale la placenta, papá corta el cordón. Está todo perfecto. Te haces pis encima mia, mamas junto a tu hermana. Tengo entuertos pero me apetece levantarme.
Realmente todo me había pillado muy de sorpresa y estaba como en shock. Me encuentro genial, me apetece estar de pie, me siento relajada al tenerlas en casa, ya se que está todo bien y paso de ese estado al 100% a un bajón tremendo, me mareo, se me va la cabeza, me apoyo creo que en Paca. Me ayuda a sentarme en el sillón, me ponen cómoda, Anabel me masajea, voy volviendo a sentirme mejor. Ha pasado el susto. Había sido todo tan rápido que a mi cuerpo no le había dado tiempo a reaccionar.
Paca me prepara un batido con un poco de placenta. Antes de eso había hecho una impresión en papel de acuarela como la pedí.
No las puedo estar más agradecida.
Tardamos en ponerte nombre hasta que supimos que eras Luna.
Has venido pisando fuerte, has decidido regalarme este parto, esta experiencia única. Siento que la repetiría 1000 veces más.
Soplamos tu vela cumplecero a los dos días, cosas de tu madre que quería celebrar tu llegada y tu abuela que me sigue la corriente cuando sabe que me hace ilusión.