lunes, 4 de marzo de 2013

Un huequecito para desahogarse

Hoy no paro de pensar en cómo la vida cambia inesperadamente, y la cantidad de etapas que vamos pasando queramos o no, sean buenas o malas.
Creo que todo tiene un porqué, que cada cosa llegará en su momento y que después de una mala racha toca algo bueno, no se si por creencia de algo o por pura supervivencia.
Así que, cuando estoy pasando por una mala etapa, no dejo de repetirme que ésta pasará, que vendrá algo bueno a recompensar un poquito por lo menos. Y consigo ser positiva, mirar adelante convencida de que de ésta también se sale. Lleno mi cabeza de ideas y de proyectos, fantaseo con todas las posibilidades imaginando mi futuro.
Pero, inevitablemente, llega una noche como hoy en la que la angustia me puede y no dejo de dar vueltas, solo me vienen pensamientos negativos, solo tengo hueco para preguntas pero no me doy respuestas, y no es que no quiera o no sepa dármelas, es que hoy no puedo. Así que pienso en desconectar del mundo, en mandar todo a la mierda, en gritar hasta quedarme sin fuerzas y así poder dormir...y entonces, oigo un pequeño llantito dormido y veo una boquita que se me arrima con los ojos cerrados. Basta con tocarme y vuelve a dormir, quiere saber que estoy a su lado. Así que me dejo llevar, me contagio de su felicidad y de su inocencia y me quedo dormida. Mañana será otro día para poder cambiarlo todo, y no quiero que un pequeño pensamiento acabe con todas mis ganas.